viernes, 11 de mayo de 2012


TERCERA CANCIÓN (Nicolás Guillén)

Cuando no te tenía, te tenía;
cuando quise tenerte, te perdí.
Ay, dime si la culpa ha sido mía,
y cómo es que ha pasado todo así.

A esta hora, que es noche, antes fue día.
Aunque a mi lado nunca te sentí,
pensando en ti, ¡qué cerca te tenía!
Aún lejos, me veía junto a ti.

¿Y fue amor? No, señor. Mas yo diría
que el amor, sí, señor, nos dirigía,
oh, señor, el amor en ti y en mí.

¿Cuánto más? Ya no más. La culpa es mía.
Yo, que no te tenía, te tenía;
cuando quise tenerte, te perdí.

Es la segunda vez que aparece este poeta en el blog. No es que yo sea un fanático, es solo que estoy leyendo uno de sus libros y, andando en esas, me encontré con este poema que me hace pensar en un tema que se me ha vuelto recurrente, a saber, que solo es nuestro lo que hemos perdido.
Recuerdo que algunos de los filósofos famosos pusieron en duda el mundo externo. Y aunque no lo desaparecieron, dijeron que lo único que podíamos decir es que allá afuera había cosas. Nosotros por nuestra parte, no podemos experimentar esas cosas, no las podemos atrapar (hacer nuestras), simplemente estamos limitados a experimentar representaciones de ellas. Pues bien, estos filósofos me mostraron cómo nada de lo que está afuera es nuestro,  me enseñaron que estamos destinados a vivir de las Re-presentaciones o, si quieren, de los recuerdos,que es lo más cercano a lo que es nuestro.