"Mientras tanto, las nubes pasaban sobre sus cabezas. Cada vez que el viento sopla, se lleva consigo más ensueños del hombre que nubes del cielo." Víctor Hugo
lunes, 30 de julio de 2012
CASI OBSCENO
Si quisieras oír lo que me digo en la almohada
el rubor de tu rostro sería la recompensa
Son palabras tan íntimas como mi propia carne
que padece el dolor de tu implacable recuerdo
Te cuento ¿Sí? ¿No te vengarás un día? Me digo:
Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja
Y en tu sexo el milagro de una mano que baja
en el momento más inesperado y como por azar
lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado
No soy malvado Trato de enamorarte
Intento ser sincero con lo enfermo que estoy
y entrar en el maleficio de tu cuerpo
como un río que teme al mar pero siempre muere en él
Gómez Jattin
Este es uno de esos poemas que aparecen sin buscarlos. Llegan y nunca se van, no hay que preocuparse porque nunca se nos olvidan. No tengo nada que decir, me parece uno de los mejores poemas que he leído en la vida.
sábado, 28 de julio de 2012
A Veces
A veces tengo ganas de ser un cursi
para decir: La amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
para gritar: ¡La quiero tanto!
A veces tengo ganas de ser un niño
para llorar acurrucado en su seno.
A veces tengo ganas de estar muerto
para sentir, bajo la tierra húmeda de mis jugos,
que me crece una flor rompiéndome el pecho,
una flor, y decir: Esta flor,
para usted.
Hace mucho que no estaba por aquí. Hace mucho no leía poesía. Hoy que regreso por acá, me encontré con cosas que nunca pensé escribir, con cosas que me resultan extrañas. Pensé que sería mejor escribir algo diferente pero ¿será muy tarde? A lo mejor sí. Se me ocurrió entonces que este poema explica la situación. A veces era yo, a veces era otro.
¡Ah!, el poema, por cierto, es de Nicolás Guillén.
A veces tengo ganas de ser un cursi
para decir: La amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
para gritar: ¡La quiero tanto!
A veces tengo ganas de ser un niño
para llorar acurrucado en su seno.
A veces tengo ganas de estar muerto
para sentir, bajo la tierra húmeda de mis jugos,
que me crece una flor rompiéndome el pecho,
una flor, y decir: Esta flor,
para usted.
Hace mucho que no estaba por aquí. Hace mucho no leía poesía. Hoy que regreso por acá, me encontré con cosas que nunca pensé escribir, con cosas que me resultan extrañas. Pensé que sería mejor escribir algo diferente pero ¿será muy tarde? A lo mejor sí. Se me ocurrió entonces que este poema explica la situación. A veces era yo, a veces era otro.
¡Ah!, el poema, por cierto, es de Nicolás Guillén.
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