Yo me imagino a un joven que está sentado en el auditorio, asombrado, viendo gráficas, tablas y fotografías. Él tiene que estar escuchando a un astrónomo, pues no existe otra disciplina que represente mejor a la ciencia. Después, vienen los aplausos y esas sensación de haber escuchado una presentación maravillosa. Luego, la salida y un camino junto a la calle. Esto tiene que pasar de noche, el cielo está lleno de estrellas. Y entonces, es cuando se siente el perfecto silencio de la inmensidad.
