Un pintor nos prometió un cuadro.
Ahora, en New England, sé que ha muerto. Sentí como otras veces,
la tristeza de comprender que somos como un sueño. Pensé
en el hombre y en el cuadro perdidos.
(Sólo los dioses pueden prometer, porque son inmortales.)
Pensé en un lugar prefijado que la tela no ocupará.
Pensé después: si estuviera ahí, sería con el tiempo una cosa más,
una cosa, una de las vanidades o hábitos de la casa; ahora es
ilimitada, incesante, capaz de cualquier forma y cualquier
color y no atada a ninguno.
Existe de algún modo. Vivirá y crecerá como una música y estará
conmigo hasta el fin. Gracias, Jorge Larco.
(También los hombres pueden prometer, porque en la promesa
hay algo inmortal).
¿Quién fue Jorge Larco? Según una “investigación” ¡fugaz! que hice a través de google, existió un pintor con este nombre en Buenos Aires entre el año de 1897 y 1967. Ahora, teniendo en cuenta que Borges nació el último año del siglo antepasado y vivió hasta el 86, probablemente sea la misma persona que Borges menciona en el poema. Se dice que Bodas de sangre es una de sus obras más destacadas. También se dice que fue un gran Pintor de paisajes. ¿Estaría esperando Borges un paisaje?
Tengo que admitir que la primera vez que leí este poema me gustó pero no lo entendí. ¿Cómo es posible que pase lo uno sin lo otro? No voy a decir que creo que la poesía es puro sentimiento o cosas por el estilo, pienso que me gustó porque desde la primera vez se hizo evidente una especie de contradicción.
Creo que Borges pensaba que un regalo no es un regalo desde el momento que llega sino desde cuando se promete. Por esto es que es posible que el regalo que le han prometido sea interminable. Parece ser que para Borges “la muerte” del regalo es su llegada, y teniendo en cuenta que éste cuadro nunca llegará entonces nunca morirá (unending). Así que el cuadro prometido a Borges es un regalo que está y no está.
Por otra parte, creo que aquí se expresa claramente algo de lo que más me gusta de Borges: su capacidad para hablar de un objeto, de cualquier cosa, lo más concreto que pueda encontrar (un cuadro) y permitir a la vez que uno como lector cambie “eso” que él nos puso y aún así obtener la misma conclusión. Con esto quiero decir, que Borges es un genio para moverse entre lo concreto y lo abstracto.
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