sábado, 27 de octubre de 2012

Si tuviera la posibilidad de encontrarme con Francisco Quevedo en algún recital, quizá le diría: "Quevedo, a veces, solo queda el polvo". Entonces, él, furioso, me gritaría: "Tú, ¿por qué dices esas necias palabras?" y yo diría:


El amor después del amor

Llegará el día
en que, exultante,
te vas a saludar a ti mismo al llegar
a tu propia puerta, en tu propio espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Otra vez amarás al extraño que fuiste para ti.
Dale vino. Dale pan. Devuélvele el corazón
a tu corazón, a ese extraño que te ha amado
toda tu vida, a quien ignoraste
por otro, y que te conoce de memoria.
Baja las cartas de amor de los estantes,
las fotos, las notas desesperadas,
arranca tu propia imagen del espejo.
Siéntate. Haz con tu vida un festín.

(Derek Walcott)


Oda al amor 



Una tarde que ya nunca olvidarás
llega a tu casa y se sienta a la mesa.
Poco a poco tendrá un lugar en cada habitación,
en las paredes y los muebles estarán sus huellas,
destenderá tu cama y ahuecará la almohada.
Los libros de la biblioteca, precioso tejido de años,
se acomodarán a su gusto y semejanza,
cambiarán de lugar las fotos
Otros ojos mirarán tus costumbres,
tu ir y venir entre paredes y abrazos
y serán distintos los ruidos cotidianos y los olores.
Cualquier tarde que ya nunca olvidarás
el que desbarató tu casa y habitó tus cosas
saldrá por la puerta sin decir adiós.
Deberás comenzar a hacer de nuevo la casa,
reacomodar los muebles, limpiar las paredes,
cambiar las cerraduras, romper los retratos,
barrerlo todo y seguir viviendo.

(María Mercedes Carranza)


Separación

Desmontar la casa
Y el amor. Desclavar
Los sentimientos
De las paredes y las sábanas.
Recoger las cortinas
Tras la tempestad
De las disputas.

El amor no resistió
Las balas, plagas, flores
Y cuerpos intermedios.


Empacar libros, cuadros,
Discos y culpas.
Esperar el infernal
Juicio final del desamor.


Los vecinos se asustan en la mañana
Ante los destrozos en la puerta:
-¡parecían amarse tanto!

Hubo un tiempo:
Una casa de campo,
Fotos en Venecia,
Un tiempo en que sonríete
El amor aglutinaba cenas y fiestas.

Se amó cierto modo de desvestirse,
De peinarse.
Se amó una sonrisa y cierto modo
De disponer la mesa. Se amó
Cierto modo de amar

No obstante, el amor parte en retirada
Con sus ropas arrugadas, tropas de insultos
Maletas desesperadas, sollozos incautados.

¿Le faltó amor al amor?
¿Se gastó el amor en el amor?
¿Se hartó el amor?

En el cuarto de los hijos
Otra derrota a la vista:
muñecos y juguetes penden
en un collage de afectos abortados.

Se arruinó el amor y tiene prisa de partir
Avergonzado.

¿Levantará otra casa, el amor?
¿Escogerá objetos, morará en la playa?
¿Viajará en la nieve y la neblina?

Tonto, perplejo, sin rumbo,
Un cuero cruza la puerta
Con trozos de pasado en la cabeza
Y un futuro incierto.
En el pecho el corazón pesa
Más que una valija de plomo.


(AFFONSO ROMADO DE SANT’ANNA )
(Trad. John Galán Casanova)




domingo, 26 de agosto de 2012

La noche /3 Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo.








 Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo.  
Eduardo Galeano


Foto: Dimitar Varysky
Foto: Maciej Duczynski
Foto: Katerina Bodrunova

EL MUNDO



A veces la prosa no tiene qué envidiar a la poesía. Líneas que quizás surgieron con intención de poema, no encontraron una buena continuación y se esconden en el medio de un párrafo. Como los fueguitos de este relato, algunas frases se encienden entre las preposiciones y los conectores.

El mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. -El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende. Eduardo Galeano



Foto: Andrea Galvanni. 

lunes, 30 de julio de 2012

CASI OBSCENO



Si quisieras oír lo que me digo en la almohada
el rubor de tu rostro sería la recompensa
Son palabras tan íntimas como mi propia carne
que padece el dolor de tu implacable recuerdo

Te cuento ¿Sí? ¿No te vengarás un día? Me digo:
Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja
Y en tu sexo el milagro de una mano que baja
en el momento más inesperado y como por azar
lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado

No soy malvado Trato de enamorarte
Intento ser sincero con lo enfermo que estoy
y entrar en el maleficio de tu cuerpo
como un río que teme al mar pero siempre muere en él

Gómez Jattin

Este es uno de esos poemas que aparecen sin buscarlos. Llegan y nunca se van, no hay que preocuparse porque nunca se nos olvidan. No tengo nada que decir, me parece uno de los mejores poemas que he leído en la vida.

sábado, 28 de julio de 2012

A Veces

A veces tengo ganas de ser un cursi
para decir: La amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
para gritar: ¡La quiero tanto!
A veces tengo ganas de ser un niño
para llorar acurrucado en su seno.
A veces tengo ganas de estar muerto
para sentir, bajo la tierra húmeda de mis jugos,
que me crece una flor rompiéndome el pecho,
una flor, y decir: Esta flor,
para usted.

Hace mucho que no estaba por aquí. Hace mucho no leía poesía. Hoy que regreso por acá, me encontré con cosas que nunca pensé escribir, con cosas que me resultan extrañas. Pensé que sería mejor escribir algo diferente pero ¿será muy tarde? A lo mejor sí. Se me ocurrió entonces que este poema explica la situación. A veces era yo, a veces era otro.

¡Ah!, el poema, por cierto, es de Nicolás Guillén.

viernes, 11 de mayo de 2012


TERCERA CANCIÓN (Nicolás Guillén)

Cuando no te tenía, te tenía;
cuando quise tenerte, te perdí.
Ay, dime si la culpa ha sido mía,
y cómo es que ha pasado todo así.

A esta hora, que es noche, antes fue día.
Aunque a mi lado nunca te sentí,
pensando en ti, ¡qué cerca te tenía!
Aún lejos, me veía junto a ti.

¿Y fue amor? No, señor. Mas yo diría
que el amor, sí, señor, nos dirigía,
oh, señor, el amor en ti y en mí.

¿Cuánto más? Ya no más. La culpa es mía.
Yo, que no te tenía, te tenía;
cuando quise tenerte, te perdí.

Es la segunda vez que aparece este poeta en el blog. No es que yo sea un fanático, es solo que estoy leyendo uno de sus libros y, andando en esas, me encontré con este poema que me hace pensar en un tema que se me ha vuelto recurrente, a saber, que solo es nuestro lo que hemos perdido.
Recuerdo que algunos de los filósofos famosos pusieron en duda el mundo externo. Y aunque no lo desaparecieron, dijeron que lo único que podíamos decir es que allá afuera había cosas. Nosotros por nuestra parte, no podemos experimentar esas cosas, no las podemos atrapar (hacer nuestras), simplemente estamos limitados a experimentar representaciones de ellas. Pues bien, estos filósofos me mostraron cómo nada de lo que está afuera es nuestro,  me enseñaron que estamos destinados a vivir de las Re-presentaciones o, si quieren, de los recuerdos,que es lo más cercano a lo que es nuestro. 

domingo, 1 de abril de 2012


La Reina.  Pablo Neruda

Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.
Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.
Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.
Sólo tú y Yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos.

Este poema llegó a mí a través de un amigo que estaba muy sorprendido porque según él, Diomedes Díaz, el cantante vallenato, había plagiado a Pablo Neruda -los que escuchan vallenato sabrán a qué se refería -. No voy a negar que luego de las risas me tomé enserio su cuestionamiento.
Creo que algunos poetas son ineludibles, Pablo Neruda es uno de ellos. Lo sé yo, ¿lo sabrá Diomedes? Me gustaría saberlo. Algunas personas dicen que para ser un personaje ineludible hay que estar un paso delante de la propia época. Si esto es cierto. ¿Qué pasa con Neruda?
Recuerdo este poema desde aquella historia de mi amigo hace ya bastante tiempo. Creo que antes nunca me había preguntado enserio por la cuestión de decirle a alguien “eres la reina y hay más bellas que tú”, así que este poema me hizo pensar diferente.
Este poema me gustó porque se parece en muy poco a los otros poemas que ya no quería leer más: los del amor metafísico, los que dicen por ejemplo: “Su cuerpo dejará, no su cuidado; / Serán ceniza, mas tendrá sentido; / Polvo serán, mas polvo enamorado.” Un verso muy bonito, no hay duda. Pero con un amor no humano.
La humanización del amor me parece que la encontré en Neruda y creo que esto lo puso sobre los demás. Escribir sobre el cuerpo, sobre lo “mundano” y volverlo “mundano y no mundano”, ese querer diferente sin ir más allá de las cenizas, esa forma de querer a este lado del mundo son las cosas de me gustan de este poeta. Neruda dice algo así como “tienes una hermosa costilla torcida” y no genera risas. ¿Cómo hacerlo? Por eso es ineludible.
No sé si Diomedes piensa esto en su canción. No sé si leyó a Neruda. Solo me conformo con saber que “en cualquier lugar del planeta se te puede aparecer Helena de Troya”. 

sábado, 31 de marzo de 2012

Carta

Tú,

Siendo amigos hablamos del amor, hablamos de lo lejos que tú y yo estábamos de querernos diferente. Recuerdo que me decías algunas cosas sobre las naranjas y las medias naranjas, tema ya agotado por los libros y las parejas. Yo, mientras tanto, guardaba silencio. Me gustaba estar ahí, sin hablar, sin decir una palabra porque me gusta ese silencio cómodo entre los dos, me gusta ese silencio íntimo. Sin embargo, no creas que no te escuchaba, yo seguía cuidadosamente cada una de tus palabras, tus frases largas y tus ojos que se tornaban rojizos. Esa tarde comprendí que no estábamos listos para los dos.
No estábamos listos porque yo no sé querer. Sí, no sé querer y te decía: Te quiero. ¿Cómo te quiero? He comprendido que lo hago “mal”.
Hoy, mientras fingía jugar al ajedrez, me sentí como esa naranja que va un segundo al exprimidor y no regresa. No quiero quererte para no volver. Me gustaría mejor quererte como tú dices que me quieres. Me dices así: te quiero simplemente, sin exageraciones. Así es como tú me quieres mejor.
He llegado entonces a la conclusión de que no hay justicia entre mi querer y tu querer. Tú me quieres como se quiere “bien”, con ese amor que es como un compartir, yo en cambio ya no sé, ni siquiera, si te quiero.
Mientras movía las piezas del ajedrez pensé que te dejaría decir adiós, y fue así, como se esfumó la oportunidad de ganar esa partida, como se marcharon las razones de seguirte queriendo de esta manera. Es que no es una buena idea continuar con esto.
Entonces, te confieso que fue exactamente ahí cuando abandoné ese juego y decidí que lo mejor era no quererte más. De todas formas no estamos listos para los dos.
No te has dado cuenta que tú me dices adiós y yo te digo hasta pronto. Tú me dices linda noche y yo “nos vemos mañana”. Es decir, sólo pienso en ti pensando en mí. Esta noche, cuando te dije te quiero, descubrí que la verdad es que no lo sé.
Si dejo de quererte podría comenzar otra vez. Un día podría quererte pero “bien”. Cómo te parece si te encuentro a través de las observaciones y logro, por ejemplo, decirte que no quiero nada. Cómo te parece si mañana te digo linda noche y buen camino. Me gustaría encontrarte por un lugar diferente, así podría convertir ese instante previo al abrazo, en un beso o en un real: te quiero.
Cuando tú te des cuenta de lo que pasa, déjame irme una vez o dos veces, hasta tres si es necesario. Quiero decirte adiós sin quedarme en el mismo lugar. Será mejor para mí, para ti y para los dos volver a encontrarnos en un lugar diferente. Te propongo que seamos mejor desconocidos. Recordemos que un tiempo atrás, quizá en otra vida, fuimos personas en común pero que hoy no existe algo que nos una. Será así como tú me dejarás conocerte, me dejarás encontrarte en tus detalles y tus modos. Sólo así, creo, podré decirte te quiero y tu me entenderás cómo.

sábado, 3 de marzo de 2012

Si el amor huyó



Pues Si El Amor Huyó


Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue…
dejemos al amor y vamos con la pena,
y abracemos la vida con ansiedad serena,
y lloremos un poco por lo que tanto fue…

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue…

Dejemos al amor y vamos con la pena...
Vayamos a Nirvana o al reino de Thulé,
entre brumas de opio y aromas de café,
y abracemos la vida con ansiedad serena

Y lloremos un poco por lo que tanto fue…
por el amor sencillo, por la amada
 tan buena,
por la amada tan buena, 
de manos de azucena…

¡Corazón mentiroso! ¡si siempre la amaré!

León de Greiff. 

León de Greiff fue quien le enseñó a García Márquez a jugar al ajedrez. Cómo serían las clases del León, quien a pesar de no tener una reputación de buen ajedrecista, quizá comprendía muy bien a los aficionados del juego rey. Seguro le diría a Márquez, que de vez en cuando tendría que sacrificar una pieza, que la pieza se iría de la partida y que si se ponía en su contra el juego, no debía rendirse, pero sí  tomar más precauciones y que se debería poner triste por su error. Y al final le diría que eso era importante, que en el ajedrez como en la vida, importa la tristeza cuando algo se nos va.

Seguramente, ya al final de la tarde, mientras guardaban el tablero, también diría: aunque te pongas triste Gabo, aunque sientas que la partida ya se fue de tus manos, y aún conserves la esperanza de sacarla adelante,  no te olvides que la partida ya está perdida.






martes, 21 de febrero de 2012

Los Mareados

Rara
como encendida
te hallé bebiendo
linda y fatal.
Bebías
y en el fragor del champán,
loca, reías por no llorar.

Pena
me dio encontrarte
pues al mirarte
yo vi brillar
tus ojos
con un eléctrico ardor,
tus bellos ojos que tanto adoré.


Esta noche, amiga mía,
el alcohol nos ha embriagado.
¡Qué me importa que se rían
y nos llamen los mareados!
Cada cual tiene sus penas
y nosotros las tenemos.
Esta noche beberemos
porque ya no volveremos
a vernos más.


Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida.
Tres cosas lleva mi alma herida:
amor, pesar, dolor.
Hoy vas a entrar en mi pasado
y hoy nuevas sendas tomaremos.
¡Qué grande ha sido nuestro amor!...
Y, sin embargo, ¡ay!,
mira lo que quedó.


Si usted es fanático del tango, sabrá que estos versos fueron compuestos por Enrique Cadícamo, uno de los más grandes compositores de lo que Sábato llamó “ese  pensamiento triste que se baila”. Me gustan varias de las letras del tango, lo cual me parece curioso porque siempre me producen una especie de nostalgia-melancolía que,  no obstante,  se disfruta. ¿Por qué hoy este tango?

Este poema me gusta especialmente por uno de sus versos, uno de esos versos que no se olvidan.  

Parece una costumbre -o una condición- de los humanos sacar una parte del todo, fijarnos en ella, “apoderarnos”, pero ¿cuál es el criterio? No sé, habrá muchos, cada uno puede tener el suyo. El mío, en este caso, es que ese verso resume todo el “tema” del poema, es decir, lo sintetiza. Me gustaría decirles que algunas veces puedo recordar tan sólo una frase de algún poema, por ejemplo: “me duele en todo el cuerpo una mujer” -Borges- éste es el último verso del "amenazado" y creo, sinceramente, que no necesito recordar más, pienso que esa frase ya es como un poema completo. No digamos que estos versos resumen “el tema” del poema, digamos mejor, que lo que hacen es sintetizarlo todo. Un verso así, es capaz de decir rápidamente mucho, es lo más parecido que conozco a las  “imágenes escritas”. Un amigo, una vez me dijo que la poesía era el arte de la construcción de imágenes, si él tiene razón, estos versos harían algo equivalente a pintar un paisaje, es decir, a decirlo todo.

El verso que me gusta es “Hoy vas a entrar en mi pasado”. La verdad me da un poco de envidia, ¿cómo encontrar éstas frases tan cortas que lo dicen todo? no es fácil, vean cuántas veces hemos dicho: Te amo.



miércoles, 15 de febrero de 2012

Si a veces silencioso. De Guillermo Blest Gana


Si a veces silencioso y pensativo
a tu lado me ves, querida mía,
es porque hallo en tus ojos la armonía
de un lenguaje tan dulce y expresivo.

Y eres tan mía entonces que me privo
hasta de oír tu voz, porque creería
que rompiendo el silencio, desunía
mi ser del tuyo, cuando en tu alma vivo.

¡Y estás tan bella; mi placer es tanto,
es tan completo cuando así te miro;
siento en mi corazón tan dulce encanto,

que me parece, a veces, que en ti admiro
una visión celeste, un sueño santo
que va a desvanecerse si respiro!




Sinceramente este poema me asusta un poco, es fuerte, digamos: cursi. Sin embargo, me gusta de lo que habla, es decir, del silencio. Hoy me encontré una frase: no hables al menos que puedas mejorar el silencio (Borges). Recordé este poema. 

Sobre el silencio se dicen muchas cosas. Quizá lo que más recuerdo es un “teoría” que dice que la música no es una sucesión de sonidos, sino una sucesión de silencios. ¿Es posible? Los silencios de la música se expanden, es decir, se comportan de manera horizontal, en cambio, los sonidos suben y bajan por una línea vertical. Sin embargo, el silencio al que se refiere este poema es diferente (porque hay varias formas de silencios), se refiere particularmente al silencio que hay entre dos personas. 

Un amigo me dijo una vez, que no se sentía cómodo cuando estaba en silencio con su novia. Yo pensé (y él lo sabía) que no llegarían lejos. ¿Por qué? Porque los silencios entre dos, aunque no son lo mismo, se parecen a los de la música: están ahí inevitablemente, hacen parte de los momentos de los dos.  Algunas personas creen que no es que haya silencios, que lo que pasa es que hablan las miradas o las caricias. Sin embargo, parece que sí existen silencios cómodos, agradables y diferentes, sin miradas, sin la intromisión de la piel. ¿Cómo es posible que existan estos “silencios íntimos” a través de los cuales “viaja la información” sin ir por un medio? No sé. Si alguna vez, está con alguien y se encuentra uno de esos silencios, haga como nos dice Blest o Borges: no lo arruine.

sábado, 4 de febrero de 2012

Canción


¡De que callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera !
(Yo, muriendo.)

Y de que modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril

¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
(No soy tanto.)

En cambio, ¡Qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!

De que callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera
(Yo, muriendo.)

Nicolás Guillén.

Estos versos me recuerdan que ser abstracto puede arruinar las cosas. 

En este poema nos dice Nicolás Guillén: En cambio, ¡Qué espiritual / que usted me brinde una rosa /  de su rosal principal!  ¿qué quiere decir eso?. Pensé que quizá no tenía sentido o que su sentido es de esos que no se expresan en palabras. También que hablando de alguna de las cualidades de la persona a quien se dirige el poema. Pensé, por ejemplo, que una rosa de su rosal puede ser una forma encantadora de hablar –entonces quiere que le regale una palabra-, o también que habla de sus ojos o su boca –entonces quiere una mirada o un beso-. 

Sin embargo, hace poco estaba pensando que el poema puede ir un poco más allá siendo más sencillo.  Supongamos que Guillén se dirige a una mujer que tiene rosales y quiere que ella le brinde una flor de su rosal principal. 


sábado, 21 de enero de 2012

MUESTRA LAS VIRTUDES DEL AMOR VEREADERO Y CONFIESA AL AMADO LOS AFECTOS VARIOS DE SU CORAZÕN.

Hoy pienso especialmente en ti
y veo que ese amor carece de desmayos,
de ojos aterciopelados
y demás gestos admirables.
Ese amor no se hace como la primavera
a punta de capullos
y gorjeos. Se hace cada día
con el cepillo de dientes por la mañana,
el pescado frito en la cocina
y los sudores por la noche.
Se vive poco a poco ese amor
entre tanto plato sucio, detrás del cotidiano
montón de ropa para planchar,
con gritos de niños y cuenta de mercado,
las cremas en la cara
y los bombillos que no funcionan.
Y otra cosa: cada tarde te quiero más.


Este poema me gusta especialmente porque es simple. No tiene conceptos extraños, palabras desconocidas o momentos difíciles de imaginar. En otras palabras, no está por aquí esa metafísica del amor culpable de la cursilería. Estos versos de Carranza tienen una idea del amor fundada en los detalles, las observaciones, el día a día y la no exageración. Son buenoslos poemas que logran ver al amor como algo que está en lo cotidiano.  

Siempre me ha gustado Carranza por esta forma concreta y sencilla de decir las cosas. Hace poco, leyendo un libro de vacaciones me encontré con esta frase: “pero cuando uno está enamorado, la inteligencia de uno sigue adelante, ¿no? Hace observaciones” yo creo que Carranza entendería por qué esta frase me recuerda su poema.

Últimamente siento que me gusta más esta poeta. Me ayuda a entender por qué recuerdo casi todo. Las conversaciones, los gestos, las formas de decir las cosas y hasta los colores. Hace poco me di cuenta que las lágrimas de alegría bajan por los extremos externos de los ojos. 

viernes, 20 de enero de 2012

Si para recobrar lo recobrado....

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado

Francisco Luis Bernándes fue un poeta Argentino que vivió entre los años 1900 y 1978. 
Cada vez que recuerdo este poema pienso en que son algunas cosas “malas” del pasado las que nos permiten sentirnos mejor hoy. Alguna vez, discutiendo con alguien sobre olvidar y recordar pensé en Bernández, quien desde entonces me proporcionó una buena metáfora que explica por qué es importante recordar, en especial, las cosas “malas” que nos pasan. Ahora ya no sólo veo las copas de los árboles, también miro sus raíces y me gustaría tener una cámara para fotografiarlas bajo tierra. Ahora, no creo que los árboles sean como en los dibujos: siempre frondosos y con pequeñas raíces. Me gusta recordar que por lo que el árbol tiene de florido / vive de lo que tiene sepultado.


sábado, 14 de enero de 2012

THE UNENDING GIFT

Un pintor nos prometió un cuadro.

Ahora, en New England, sé que ha muerto. Sentí como otras veces,

la tristeza de comprender que somos como un sueño. Pensé

en el hombre y en el cuadro perdidos.

(Sólo los dioses pueden prometer, porque son inmortales.)

Pensé en un lugar prefijado que la tela no ocupará.

Pensé después: si estuviera ahí, sería con el tiempo una cosa más,

una cosa, una de las vanidades o hábitos de la casa; ahora es

ilimitada, incesante, capaz de cualquier forma y cualquier

color y no atada a ninguno.

Existe de algún modo. Vivirá y crecerá como una música y estará

conmigo hasta el fin. Gracias, Jorge Larco.

(También los hombres pueden prometer, porque en la promesa

hay algo inmortal).



¿Quién fue Jorge Larco? Según una “investigación” ¡fugaz! que hice a través de google, existió un pintor con este nombre en Buenos Aires entre el año de 1897 y 1967. Ahora, teniendo en cuenta que Borges nació el último año del siglo antepasado y vivió hasta el 86, probablemente sea la misma persona que Borges menciona en el poema. Se dice que Bodas de sangre es una de sus obras más destacadas. También se dice que fue un gran Pintor de paisajes. ¿Estaría esperando Borges un paisaje?

Tengo que admitir que la primera vez que leí este poema me gustó pero no lo entendí. ¿Cómo es posible que pase lo uno sin lo otro? No voy a decir que creo que la poesía es puro sentimiento o cosas por el estilo, pienso que me gustó porque desde la primera vez se hizo evidente una especie de contradicción.

Creo que Borges pensaba que un regalo no es un regalo desde el momento que llega sino desde cuando se promete. Por esto es que es posible que el regalo que le han prometido sea interminable. Parece ser que para Borges “la muerte” del regalo es su llegada, y teniendo en cuenta que éste cuadro nunca llegará entonces nunca morirá (unending). Así que el cuadro prometido a Borges es un regalo que está y no está.

Por otra parte, creo que aquí se expresa claramente algo de lo que más me gusta de Borges: su capacidad para hablar de un objeto, de cualquier cosa, lo más concreto que pueda encontrar (un cuadro) y permitir a la vez que uno como lector cambie “eso” que él nos puso y aún así obtener la misma conclusión. Con esto quiero decir, que Borges es un genio para moverse entre lo concreto y lo abstracto.


Introducción

Al comienzo pensé en citar la muy conocida frase “no existen  hechos, solo interpretaciones” de aquel famoso filósofo alemán. Sin embargo, me pareció muy arriesgado comprometerme con el sentido original de la frase. En este blog solo me interesa mostrarles algunos poemas que me gustan y contarles por qué me gustan. Dejo claro que no soy un literato, nunca he leído algo sobre la poesía.